Los dulces fotogramas de ‘La Pajarita’
La popular fábrica de chocolates de Giménez Hermanos regaló a los aficionados al cine de Albacete colecciones de cromos con las estrellas de Hollywood del cine mudo y de los primeros años del sonoro
Uno de los cromos de la colección de La Pajarita llamada Los artistas cinematográficos en la inmitidad.
Cine y coleccionismo son dos palabras intrinsecamente unidas para los aficionados al séptimo de los artes. La magia que desprende la gran pantalla no es nueva en absoluto. Desde el inicio de los tiempos del cinematógrafo la pasión por la fotografía en movimiento ha sido constante y, de hecho, desde que los hermanos Lumière pusieran en marcha lo que hoy es una de las grandes industrias del planeta todo lo que rodea este maravilloso mundo se convierte en un preciado tesoro que, con el paso del tiempo, gana no sólo en valor sentimental, sino también económico. Programas de mano -lo que en Cuentos de Cine llamamos Películas de Papel-, carteles, fotografías, autógrafos... y cromos son auténticas joyas para los coleccionistas en general y, sin encima, son cinéfilos, por partida doble.
Pues bien, en Albacete durante una época, cuando el cine todavía era callado y también cuando comenzaba a balbucear, un prestigioso industrial se sumó a la moda de editar cromos de cine, hoy por hoy, piezas de coleccionismo. Nos referimos a Jesús Giménez Molina, emprendedor valiente que hizo las américas para luego ponerse al frente, junto con sus hermanos, de la fábrica de productos alimenticios La Pajarita, emblema de la ciudad albacetense y referente a nivel nacional en el mercado de chocolates, tes, cafés, pastas para sopas, especias... además de productos químicos.
La moda que se impuso a nivel nacional de regalar en los productos relacionados con el chocolate y similares también llegó a Albacete, y La Pajarita y su otra marca, Royal, comenzaron a repartir colecciones de cromos como Artistas de cine o Los artistas cinematográficos en la actualidad, que se convirtieron en una auténtica locura entre los clientes de estos preciados artículos, con cuidados retratos de estrellas del firmamento cinematográfico como Tom Mix, Greta Garbo, Buster Keaton, Gloria Swanson... Tras esta iniciativa, una estrategia más que vinculada con el marketing: atraer nuevos compradores y fidelizarlos. Y de paso, una empresa publicitaria que se puso las botas.
Marcas de chocolates como las barcelonesas Sultana, Eduardo Pi, Angelical, Amatller, Jaime Boix, Guillén, E. Juncosa, Riucord, Kokolondo y Ferru, El Lago de Bañolas, la sevillana Virgen de los Reyes, Comet de Figueras, la alcoyana Blanco y Negro, Orthi de Tarragona, la zaragozana Los Dos Globos... entre otras muchas también participaron de esta fiebre por los cromos que se prolongó hasta mitad del siglo XX y que, en muchos casos, han permitido que se conozcan películas que de otra manera hubieran desaparecido completamente. Esas fotografías impresas son la prueba palpable de cintas del pasado de las que no queda copia alguna.
Otras colecciones de cromos llevaban por nombre Artistas populares, Notabilidades de la pantalla, Artistas célebres del film o Glorias del cine.
La pasión por estas colecciones -lo que quien fuera cronista oficial de la ciudad hasta su fallecimiento, el periodista José Sánchez de la Rosa llamaba "fotogramas rancios"- siguió durante décadas y es más, después de la Segunda Guerra Mundial, y cuando el cine ya era en Technicolor, los cromos encandilaban, eso sí, a cuatro tintas. La época dorada del séptimo arte también se disfrutó en los álbumes y coleccionables.
Fueron decenas los cromos que regaló La Pajarita y Royal.