Joselito cabalgó en el cine por la finca de Los Llanos

06.09.2020

El popular actor infantil rodó El pequeño coronel, bajo las órdenes de Antonio del Amo, en la dehesa situada a cinco kilómetros de la capital


El palacio, su zona boscosa, su entorno... aparecen la cinta que cosechó un gran éxito, aunque en Albacete estuvo sólo una semana en la pantalla del Teatro Circo


Un carruaje en la puerta de la finca en la película.
Un carruaje en la puerta de la finca en la película.

El miércoles 21 de diciembre de 1960 se estrenaba El pequeño coronel en el Teatro Circo, una película protagonizada por Joselito, consolidada estrella infantil del cine musical de aquellos años 50 y 60. En principio se trataba de una cinta más del 'pequeño ruiseñor', la quinta dirigida por Antonio del Amo en la que este actor y cantante era el protagonista, y que llegó a la pantalla de los grandes éxitos de la ciudad que era el coliseo de la calle Isaac Peral.

Pero para los albaceteños no era una película más. No. Y es que parte de la cinta se rodó en Albacete, en la finca de Los Llanos, esa dehesa situada a cinco kilómetros de la ciudad que por arte del cine se convirtió en paraje más que propicio para la aventura. Y es que estas tierras manchegas no fueron elegidas con frecuencia para grandes producciones.

Ciertamente, el rodaje no fue excesivamente noticiable para los albacetenses. Hay quien recuerda que a través de las ondas de Radio Albacete de los hermanos Cuevas se pidieron extras. Pero poco más. De todas formas, fue en tierras jienenses donde se llevó a cabo gran parte de la grabación, en concreto, en Despeñaperros y en Andújar.

La cinta fue una de las de mayor presupuesto para aquellos tiempos, rodada en Eastmascolor y con un reparto de campanillas, ya que junto al artista de Beas del Segura (Jaén) figuraban en los principales papeles Carlos Larrañaga, María Mahor, Tomás Blanco, Jesús Tordesillas, Fernando Sancho o Rafael López Somoza, entre otros muchos.

El palacio de la finca albacetense, su zona boscosa, su popular acceso o sus extensas tapias acogieron parte de las aventura de Joselito Alvear, hijo del coronel José de Alvear, conde de Almendro. Cuando su valentoso progenitor fallece en las colonias por el cólera, el menor queda bajo el control de su tutor y albacea, su tío Martín, que quiere apoderarse de su herencia. Tras enviarle a un internado, Joselito se encontrará por el camino con una banda de bandoleros que pedirán un rescate por el niño. Finalmente, el 'ruiseñor de la pantalla' se convirtió en el jefe de los ladrones y recuperó su fortuna.

La película, producida por Cesáreo González, alcanzó un notable éxito no sólo en España, sino en otros mercados internacionales en los que el cantante ya había alcanzado una gran repercusión. Además, en este caso el patrón que determinó hasta ese momento las películas dirigidas por su descubridor, Del Amo, se cambió y se apostó por un cine de aventuras en un viaje al siglo XIX.

Hay que señalar que en el caso de la ciudad, en su estreno la película aguantó siete días, hasta el martes, 27 de diciembre.

En la sección Cinegramas, de La Voz de Albacete, y tras su estreno, su crítico cinematográfico, Demetrio Gutiérrez Alarcón, Guti, destacaba que "la serie de Joselito sigue viento en popa, capitaneada por Antonio del Amo". "El pequeño coronel, sin apartarse de la línea que viene siguiendo su realizador, es decir, la de procurar el principal lucimiento a Joselito, sin otras preocupaciones, adopta una modalidad distinta al enfocarla en el sentido del humor que, a decir verdad, le va mejor", señalaba Guti, agregando que "es un acierto el haber situado a la banda de infelices bandidos con los que convive el niño en la sierra". Para el crítico cinematográfico, la película parecía una producción de Walt Disney "de la serie de piratas".

Hizo hincapié además Guti en la parte técnica, de la que "hay que destacar la soltura y el oficio de Antonio del Amo, de quien, cuando se decida a hacer cine serio, cabrá esperar films importantes, porque su capacidad no puede ponerse en duda".

No se olvidó en su reseña el periodista de destacar que "algunos exteriores de El pequeño coronel fueron filmados en las inmediaciones de Albacete", sin aportar ningún dato más.

De todas maneras, la finca de Los Llanos bien merecía aparecer de una película. Con una superficie de 10.000 hectáreas y con su conocida configuración, en la actualidad acoge la Dehesa de Los Llanos. Sin duda, a lo largo de su dilatada historia fue y sigue siendo uno de los principales puntos de encuentro "en la vida económica, social, cultural y religiosa de Albacete", según explica la empresa que lo gestiona, el Grupo Mazacruz. Y es que sus tierras han sido desde lugar de peregrinación y romería, convento franciscano y sede de la Feria de Albacete, hasta residencia del marqués de Salamanca, del marqués de Larios y del marqués de Paul. Hasta se da por cierto que la patrona de la ciudad de Albacete, la Virgen de los Llanos, se apareció en estas tierras a un labrador, momento en el que se convirtió en destino de romerías. Y es más, en 1632, Santa María de Los Llanos fue proclamada patrona de la Villa de Albacete, imagen que descansa en la Catedral de la ciudad.

Sería prolijo narrar la ajetreada historia de la dehesa, aunque cabe destacar que fue en 1647 cuando acogió a una congregación de monjes franciscanos que se dedicaron a la agricultura y ganadería, además de crear intensas relaciones comerciales.

Anuario del Cine Español publicado en 1961.
Anuario del Cine Español publicado en 1961.

Tras su expropiación, con la desamortización de Mendizábal, las tierras fueron a parar a manos del marqués de Salamanca, quien insistió personalmente en su adquisición, ya que tenían un importante significado para él.

"La presencia del marqués de Salamanca coincidió con uno de los momentos de máximo esplendor de Dehesa de Los Llanos", recuerda su empresa gestora, que señala que pasado el tiempo, "el marqués de Salamanca cayó en la ruina", momento en el que José Aurelio Larios Larios, en torno a 1893 , compró la finca "y, desde entonces se ha mantenido como propiedad familiar".

En 1974 entró a formar parte de la Sociedad La Humosa S.A., que agrupa todas las actividades agrícolas de la familia y en 1993 se integra al Grupo Mazacruz, al que aún pertenece hoy. Y durante todos estos años, en los que la propiedad no ha estado exenta de polémicas, fue destino de autoridades políticas y militares por su riqueza paisajística, por ser un paraiso cinegético, y por la discrección de sus propietarios y de su emplazamiento, digna, por lo tanto, de un pequeño coronel.

Un rodaje con muchas anécdotas

El pequeño coronel, la película rodada en parte en la finca de Los Llanos, despertó el interés de los albaceteños. Muchos de ellos, transcurridos los años, recuerdan cómo se trasladaban a este paraje cercano a la ciudad, incluso en bicicleta, para contemplar el rodaje y conocer en persona a Joselito. Los empleados de la finca también siguieron con interés el trabajo del director, Antonio del Amo, que dejó numerosas anécdotas. ¿Sabés cómo se provocó la lluvia que aparece en una de sus escenas? ¿Era tan buen tirador Joselito?

Los bomberos del Ayuntamiento de Albacete 'fabricaron' la lluvia

Una de las escenas más complicadas de rodar fue, sin duda alguna, el momento en el que Tomás Blanco como Don Martín Alvear llega a la residencia de Joselito Alvear, emplazada en la ficción en la finca, en un veloz carruaje para comunicarle que será su albacea y tutor hasta su mayoría de edad. Sin embargo, el día en el que se grabó esta escena no caía ni una gota de lluvia en la zona, por lo que se tuvo que echar mano del servicio municipal de bomberos de la ciudad, como recuerda 60 años después José Carretero García. Su padre, José María Carretero Candel, que cumplió 92 años de edad en 2020, era bombero del Ayuntamiento de Albacete, y según contó a su familia, les llamaron para echar agua y simular que llovía. "Claro, en aquella época no había lanzas que pudieran pulverizar el agua, entonces las lanzas se les llamaban romanas y echaban el agua a chorro, para pulverizarla tenías que poner el dedo en la boquilla, por eso en la escena llueve a cántaros". Así lo recuerda su hijo, una historia que enriquece sin duda este Cuento de Cine. Otros muchos lectores recordaron cómo sus padres o ellos mismos, con sus medios -a pie, en bicicleta, vaya usted a saber-, se trasladaron a la finca, situada a unos cinco kilómetros de la ciudad, para seguir el rodaje. Y es que fue todo un acontecimiento, sin duda.

Un experto en el arte del tirachinas  salvó una complicada escena

Joselito era un avezado tirador, pero el director no se quiso arriesgar y trató de localizar a un experto con garantías. El actor Pedro Rovira fue llamado para hacer de pastor, pero no daba el personaje. Entonces, según cuentan sus hijos Elías y Pedro, le preguntaron que si conocía a alguien que disparara bien para romper en una de las escenas una garrafa de cristal a unos 50 metros de distancia. Propuso a Rafael Velasco. Cuando llegó, le dieron una escopeta de cartuchos y se negó porque en la dispersión podría herir al portador del cristal. Después pasaron al fusil del guarda, y no se atrevió por el peligro de un rebote de la bala. Entonces Velasco solicitó un tirachinas ante la incredulidad de los asistentes "y el guarda le dio uno de los que les quitaba a los críos que pululaban por los alrededores". Apuntó y se oyó rebotar la china en el cristal. El director, Antonio del Amo, despotricaba por el gasto que suponía el tiempo y celuloide perdidos. A la segunda tensó más las gomas del tirachinas y rompió la garrafa de cristal. Eso sí, las manzanas las destrozó con el trabuco Joselito, que disparaba muy bien. "Estuvo cazando perdices por la finca". Además, al final de la jornada, a Rafael Velasco le dieron una bolsa de comida en la que se podía leer "extra" y en la de Pedro Rovira un ocurrente "amigo del extra"

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