¡Dígame! Del masón que nos trajo el teléfono a los 100 años de Telefónica en Albacete

21.02.2025

Un electricista y telegrafista, Enrique Ibáñez, conocido como 'Morse' en la logia 'Humanidad' de la capital, instaló las primeras líneas microtelefónicas en la Diputación Provincial en 1889


La Casa Cabot acogió la sede de Telefónica tras su desembarco en la ciudad, que sufrió una desbandada de abonados en 1928 tras la rebelión de comerciantes y profesionales liberados por la subida de tarifas


Las primeras cabinas se instalaron en 1967, inaugurándose oficialmente en el barrio de La Estrella, mientras que el prefijo 967 se comenzó a utilizar en los primeros años 70, dentro de la automatización del servicio


Telefonistas en la nueva sede, en la Casa Cabot, en 1928. / Tendero (Fundación Telefónica)

Fue un 14 de enero de 1876 cuando Alexander Graham Bell se presentó en la oficina de patentes de Boston con un aparato revolucionario al que llamó teléfono, uno de los grandes inventos de la humanidad en su afán por comunicarse. Quizá, en ese momento, no era consciente de que estaba a punto de escribir su nombre en las enciclopedias, aunque de forma injusta. La gloria de Bell se prolongó durante más de un siglo, hasta que Antonio Meucci, emigrante italiano en tierras estadounidenses y verdadero inventor del teléfono, recuperó el espacio y el tiempo perdidos en la historia de la tecnología.

Como ha señalado la periodista y escritora Nieves Concostrina, colaboradora de la Cadena SER con su espacio Acontece que no es poco, los inventores no son gente de fiar, puesto que la competencia entre ellos siempre ha sido sobresaliente. Y es que, recurriendo a prácticas cuestionables para apropiarse de ideas ajenas. Marconi le quitó a Nikola Tesla el reconocimiento de la invención de la radio, y Alexander Graham Bell pudo aplicar las mismas malas artes para asegurarse la patente del teléfono, a costa de Meucci.

Ese mismo día de enero de 1876, otro inventor, el norteamericano Elisha Gray, también presentó en Chicago una solicitud de patente para un dispositivo muy similar al de Bell, apenas dos horas después. Una coincidencia más que sospechosa: dos solicitudes, en diferentes ciudades, presentadas el mismo día y con solo un par de horas de diferencia. Al final, fue el escocés Bell quien se llevó el gato al agua, o lo que es lo mismo, el mérito y la patente, un hecho que sembró dudas y peleas durante décadas.

En España, la historia del teléfono también tiene su propia historia. Según la Fundación Telefónica, la primera comunicación telefónica en territorio español tuvo lugar en octubre de 1877. Fue en Cuba, cuando era una provincia española, y, en diciembre de ese mismo año, el primer contacto en la península se realizó entre el Castillo de Montjuic y la Ciudadela de Barcelona, utilizando una línea del ejército. Además, en un gesto de innovación y romanticismo, se instaló una línea telefónica desde el Palacio Real de Aranjuez hasta el de Madrid, para que el rey Alfonso XII pudiera comunicarse con su prometida, María de las Mercedes.

El pionero, un masón que llegó a directivo nacional en la Compañía de Telégrafos

¿Y en Albacete? Tras rastrear archivos y hemerotecas, el periodista y escritor José Iván Suárez sitúa en abril de 1889 la primera referencia publicada sobre la incorporación de la provincia al novedoso invento. Y el pionero fue Enrique Ibáñez Villegas, a quien la Diputación pagó una factura de 50 pesetas y 90 céntimos en aquel momento por el montaje de dos instalaciones microtelefónicas en el Palacio Provincial. A la vez, para entonces, la Corporación Provincial dispuso el establecimiento de una estación microtelefónica desde el edificio de la Diputación hasta el Gobierno Civil, encargando su realización al autor del proyecto, de nuevo, Ibáñez Villegas, por 165,25 pesetas. Y 250 pesetas cobró el mismo instalador en 1899 por dos teléfonos completos en el Palacio Provincial y en el Gobierno Civil.

Enrique Ibáñez, contratista habitual de las administraciones, era electricista, y como tal colocó numerosos timbres eléctricos en la Diputación, en el Gobierno Civil, en la Audiencia Provincial… Pero su dedicación principal era la de funcionario del Cuerpo de Telégrafos. También fue un conocido masón, perteneciente a la logia Humanidad en la ciudad de Albacete. Apodado Morse, llegó a ser el tesorero de esta organización en 1886, según recogió Jose Antonio Ayala en su libro La masonería en Albacete en el Siglo XIX.

Con el tiempo, Ibáñez Villegas fue ascendiendo en el Cuerpo de Telégrafos, llegando a ejercer en los primeros años del siglo XX como jefe provincial de este servicio, tanto en Albacete como en otras provincias, desde Zamora a Murcia e, incluso, desde febrero de 1915 ocupó un destacado puesto en la Dirección General en Madrid, la jefatura de su Segunda División, lo cual fue muy festejado en Albacete con un resonado banquete, con presencia del director general de Comunicaciones, Emilio Ortuño.

La primera red telefónica urbana arrancó con 48 abonados

Y otro pionero fue el adjudicatario por parte de la Dirección General de Correos y Telégrafos del establecimiento y explotación de una red telefónica urbana en Albacete. Era enero de 1905 cuando se publicó en la Gaceta de Madrideste concurso, que recayó finalmente en Enrique Burgos Baldoba, impresor y librero de Guadalajara, donde regentaba un establecimiento llamado La Liberty. Un par de meses después, el alcarreño fue el elegido para este concurso, comprometiéndose al establecimiento de una sola central, a situar en la zona urbana de Albacete, y en la que debían concurrir todas las líneas de abonados que no distaran más de tres kilómetros "y cuantas el concesionario considerara convenientes".

Esa primera red telefónica se inauguró el 9 de septiembre de ese 1905, y arrancó con 48 abonados, datos que ha investigado José Ramón Iglesia Medina, profesional de las Telecomunicaciones e historiador de la telefonía en España. Unos años después, a mitad de 1917, en la Diputación Provincial, se dieron cita "todas las fuerzas vivas de la ciudad" -según se publicó en la prensa-, acordando la necesidad de la instalación de una red telefónica de carácter provincial. La cuestión no era baladí, puesto que las comunicaciones telefónicas por aquel entonces no eran fáciles, y existían además muchos pueblos que carecían de este servicio o el existente era más que deficiente.

Postes a la salida de Albacete, en torno a la plaza de Alberto Mateos, en una imagen del final de la década de los años 20 del pasado siglo. / Contreras y Vilaseca (Fundación Telefónica)

En 1922, cuando Albacete contaba con 31.250 habitantes, la Compañía de Teléfonos, ubicada en el número 3 de la calle Condes de Villaleal, actual Gaona, gestionaba el servicio telefónico con diversas tarifas. Así, un abono trimestral para domicilios particulares costaba 22,50 pesetas; para entidades oficiales, 28,12 pesetas; para comercios, 46,87 pesetas, y para círculos, cafés, hoteles y casinos, 78,12 pesetas. Según el Anuario Guía de Albacete y su Provincia de ese año 1922, solo podían acceder al servicio quienes contrataran el abono para un mínimo de seis meses, y además, el pago debía realizarse por adelantado. La compañía se reservaba el derecho a cambiar los números de los abonados cuando fuera necesario por el servicio.

Para entonces, ya era posible celebrar conferencias con abonados de redes urbanas en Hellín, Tobarra y Villarrobledo, así como en estaciones interurbanas como Alcaraz, Balazote, Bienservida, El Bonillo, Casas Ibáñez, Elche de la Sierra, Fábricas de Riópar, Hellín, Lezuza, Munera, Peñas de San Pedro, Peñascosa, Robledo, La Roda, Tiriez, Tobarra, Vianos y Yeste.

Los telefonemas y los primeros 10 abonados

Anuario guía de Albacete y su provincia de 1922 con un amplio listín de abonados. El número 1 correspondía al Ayuntamiento de Albacete. / Patrimonio Digital de Castilla-La Mancha

Para poder llamar por conferencia, el abonado debía primero enviar un telefonema de aviso indicando la hora en la que debía presentarse en la estación. Se recomendaba que la llamada se fijara al menos una hora después del aviso para permitir avisar a la persona a quien iba dirigida. Además, era obligatorio un depósito inicial de 25 pesetas, del cual se descontaban mensualmente las conferencias realizadas. Todo un lujo.

Por otro lado, resulta curiosa la asignación de los números. El teléfono del Ayuntamiento era el 1; el 2 pertenecía a Aguas Municipales; el 3 al empresario Camilo Legorburo Oriola; el 4 al comerciante Manuel Gil; el 5 al Banco de España; el 6 al Banco Central; el 7 al doctor Arturo Cortés; el 8 a la Fábrica de Chocolates La Pajarita; el 9 al Colegio de Abogados, y el 10 a la Diputación Provincial.

Sea como fuere, tras años de gestión a cargo de la Compañía de Teléfonos S.A. en la capital y la Red Telefónica de Albacete para las comunicaciones interurbanas, el dictador Miguel Primo de Rivera decidió mover ficha, lo que dio lugar a la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).

Fue el 19 de abril de 1924 cuando nació esta empresa, y lo hizo con un capital de un millón de pesetas con el propósito de reorganizar y universalizar al máximo algo tan revolucionario como era hablar a distancia. Fueron inversores cercanos al dictador quienes fundaron la Compañía Telefónica, que recibió rápidamente el monopolio de las comunicaciones telefónicas en el país. Poco antes, una empresa estadounidense, International Telegraph and Telephone, había iniciado un proceso para eliminar a sus competidores locales, facilitando el control del sector por parte de la CTNE. Su primer presidente fue el marqués Estanislao de Urquijo y Ussía, manteniéndose en el cargo más de dos décadas.

La incautación de la red por parte de una recién nacida Telefónica

Antigua sede de la empresa de teléfonos en 1928 antes del traslado a la calle Ancha. / Tendero (Fundación Telefónica)

Noticia en la que se da cuenta de la incautación por parte de Telefónica de la red que existía hasta ese momento.

El 17 de abril de 1925, y según informó la prensa local, el jefe de la Sección de Telégrafos, Miguel Sánchez Lucas, en representación de la Dirección General de Comunicaciones, se incautó de la red telefónica urbana de la capital una vez que había expirado el plazo de concesión, pasando de forma automática a depender de la Compañía Telefónica. Incluso, ese día se firmó el acta de entrega entre el oficial mecánico de Telégrafos, Manuel Peris Martínez, y el jefe de Línea, Martín de Castro, actuando como secretario el auxiliar primero de Contabilidad, Abraham Ruiz.

Y a los pocos días, el 14 de mayo de 1925, según recogió El Diario de Albacete, visitó la ciudad el subdirector de la CTNE en Valencia, Luis Alonso. Una de las primeras medidas para "mejorar notablemente los servicios" fue el alquiler "para el traslado de la Central" de Telefónica de la cochambrosa sede en la calle Gaona a uno de los locales de la Casa Cabot, en plena calle Ancha albaceteña, donde se habilitaron unas instalaciones a la altura de los tiempos tras años de penuria, y que además acogía actos culturales, como exposiciones, puesto que el espacio lucía como pocos en Albacete.

El periódico aprovechó la oportunidad para reclamar que se invirtiera en las comunicaciones con Madrid, elevando a permanente el funcionamiento de la Central de Alcázar de San Juan, puesto que en horario nocturno entraba "en reposo", lo que impedía que el servicio se pudiera prestar adecuadamente.

El malestar fue contrarrestado por el subdirector de Telefónica en Valencia en octubre de 1925, al avanzar para entonces que tras el alquiler de lo locales sitos en la esquina de la calle Ancha con la calle Mayor, "que es, desde luego, el más aparente por su artística presentación, inmejorable emplazamiento y suficiente amplitud", ya se estaba redactando el proyecto para el traslado a la nueva sede de la vieja Central, para lo cual no se iba a aprovechar ninguno de los aparatos ni cuadros en servicio en ese momento.

Revista de la Compañía Telefónica de 1928 en la que se dan cuenta de los cambios introducidos en el servicio en Albacete.

En el tendido también se echaría el resto, "instalando cuadros múltiples, iguales a los de Murcia", unos aparatos que, independientemente de su gran perfección, "tienen la ventaja de que pueden ser atendidos con menos personal". El dilema de la tecnología: progreso a costa de la generación de empleo.

Con la red urbana resuelta, el propósito de la CTNE era prolongar "los beneficios de la comunicación a todos los pueblos, aun a los de más escaso vecindario, toda vez que lo que se persigue no es el lucro, sino demostrar a España que el servicio telefónico solo constituye un problema de técnica y que está puesto en las únicas manos capacitadas para poder resolverlo", expresó Luis Alonso. Tras estas declaraciones de tan notable directivo de Telefónica, El Diario de Albacete editorializaba indicando que la compañía era "digna de los aplausos de todos y que la pública opinión le conceda la confianza".

Las estafas de las guías telefónicas y el malestar por la colocación del cableado

Muy pronto nacieron las guías telefónicas, y con ello, en 1926, surgieron los primeros pillos y avispados que se presentaban en los comercios e industrias de la ciudad tratando de captar publicidad para supuestos listados de abonados oficiales. Por eso, la CTNE advertía en aquel momento que sus agentes iban provistos de carnés profesionales, e invitaba a su clientela a exigirles esas identificaciones para evitar engaños. Por cierto, que esas primigenias guías costaban una peseta, y dos en Madrid y Barcelona.

Por otro lado, la instalación de los postes telefónicos en la ciudad generó más de una fricción en aquellos primeros años de la CTNE en tierras albacetenses, advirtiendo desde la prensa que el ornato no debía estar reñido con la prestación del servicio, y ponía el ejemplo de la calle Carlos IV, actual Dionisio Guardiola, en la que el cableado era un elemento destacado del mobiliario urbano, y añadiendo que esos postes bien podían instalarse en el campo, pero no en el medio urbano, "No hay derecho a estas cosas que pugnan contra el decoro de una capital, que aunque modesta, siente el orgullo de su resurgir constante y no puede ver con agrado el hecho que comentamos", indicó editorializando Defensor de Albacete el 21 de octubre de 1927.

Lo cierto es que la mejora de las conexiones telefónicas con el resto del país fueron siempre una misión constante en esos primeros momentos de CTNE, reivindicación que encabezaba con frecuencia la Cámara de Comercio, que no sólo se quejaba de las deficiencias del servicio, sino también de las tarifas. Y, además, desde Gobierno Civil se abrieron expedientes para depurar responsabilidades al respecto.

La rebelión de la Cámara de Comercio contra la subida de las tarifas le salió cara a la compañía 

Precisamente, la cuestión del aumento de las tarifas, duplicándose, provocó un revuelo, más que eso, un motín de los clientes en marzo de 1928. A través de la prensa local se animaba a los usuarios a darse de baja como muestra de rechazo a unas tarifas "por su extraordinaria desproporción" respecto a las vigentes en ese momento. Y no fue una cuestión sólo de la Cámara de Comercio, sino que a esta sublevación se sumaron otras entidades e instituciones, como las Cámaras Agrícola y de la Propiedad Urbana; los Colegios Oficiales de Notarios, Abogados, Procuradores, Médicos y Practicantes; corredores y agentes de Comercio; sociedades y particulares, y así se acordó en una reunión en el Ayuntamiento de la capital.

Exterior de la Central de Telefónica en Albacete, en la calle Ancha, en los años 20 del pasado siglo. /  Tendero (Fundación Telefónica)

El asunto llegó a tal nivel que el presidente de la Cámara de Comercio, Enrique Marín Fillol, envió una carta a los abonados de Telefónica, dándoles cuenta del modo de proceder para causar baja en la compañía, escrito acompañado de un formulario a rellenar para quienes renunciaran al servicio. Idénticos movimientos se dieron en otras ciudades, como Vigo, Burgos o Zaragoza. En cuestión de horas las bajas fueron decenas, mientras que desde la prensa se daba cuenta de los beneficios reconocidos por la compañía, y que superaron los 17 millones de pesetas en 1927.

Hay que recordar que si en 1923, el abono anual costaba 72 pesetas, al finalizar 1928, tras la revisión de las tarifas, ese precio pasó a ser de 240 pesetas. Esa sublevación acabó, finalmente, con una importante desbandada de usuarios, puesto que si en 1926, el número de abonados era de 359, en 1927 se redujeron a 346. Aunque el dato más significativo es el registrado en 1928, cuando la cifra de clientes se quedó en 222, número que aumentó de nuevo hasta 348 en 1929.

Llama la atención que, tras la entrada en vigor de las nuevas tarifas, el 1 de abril de 1928, las noticias al respecto prácticamente desaparecieron de la prensa. Y no fue por falta de interés de los editores o de los periodistas, no. Las protestas no cayeron bien a Primo de Rivera, que decretó la suspensión de todos los actos que pretendieran celebrar los reclamantes contra la Compañía Telefónica, a la vez que dio órdenes a la censura para que la prensa no publicase ninguna noticia relacionada con el conflicto. Más aún, en uno de los célebres comunicados oficiales de Primo de Rivera, llegó a insinuar que la campaña contra la CTNE "estaba alentada por gentes de sentido revolucionario", según recogió Antonio Pérez Yuste en su tesis La Compañía Telefónica Nacional de España en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).

Señala el historiador Iglesia Medina que, aunque la actividad de Telefónica en toda la provincia, por su situación geográfica, siempre fue importante y máxime en aquellos primeros años de grandes despliegues de nuevas rutas interurbanas, en la capital albaceteña la automatización del servicio tardó en llegar. Así, y sin haber podido determinar la fecha concreta, entre abril y diciembre de 1939, tras terminar la Guerra Civil, se puso en servicio un primer equipo de conmutación automática Rotary del sistema 7B Rural en la Central de Albacete, situada en la calle Mayor, esquina con Condes de Villaleal, hoy, Gaona.

Interior de la Central de Albacete en 1928. / Tendero (Fundación Telefónica)

Esa mejora del teléfono automático llegó con el cambio de sede a ese edificio propio, cuya construcción se inició apenas cuatro meses antes de estallar la Guerra Civil, en marzo de 1936, levantándose sobre las ruinas de una grimosa edificación. A finales de 1939, tenía 828 estaciones en servicio.

En un informe del 23 de octubre de 1953, cuando la empresa ya era pública, se señaló que el 90% de las conferencias interurbanas en el Centro de Telefónica de Albacete de la calle Mayor se completaban con éxito. Para entonces, España contaba con 850.000 teléfonos. Solo en 1951 se celebraron 21 millones de conferencias interurbanas, cifra que aumentó a 67,3 millones en 1952. Gracias a los adelantos técnicos, ya se podían celebrar hasta 17 conversaciones simultáneas a través del mismo cable.

Dolores Iniesta, jefa del Departamento de Tráfico de la Central, reveló entonces en La Voz de Albacete que la actividad telefónica era intensa. Había "muchísimas" llamadas urbanas y "bastantes" conferencias interurbanas; de hecho, el 98% de las solicitudes eran atendidas. La central contaba con 1.700 abonados, y la mayoría del tiempo se dedicaba al servicio de Información, conocido como el número 003, considerado el más pesado por su constancia y la exigencia de no parar un momento.

Sede de Telefónica en la calle Gaona; según la compañía, edificio del más puro estilo egipcio, tomado de las pirámides. / Fundación Telefónica

El servicio llega a Fátima

Con el crecimiento de la ciudad, el servicio fue mejorando. Así, el 2 de marzo de 1957 se inauguró la subcentral telefónica del Barrio Hogar Nacional Sindicalista, en la actualidad el barrio de Fátima, lo que facilitó su comunicación con el resto de la ciudad. La ceremonia contó con la presencia de figuras como el gobernador Santiago Guillén; el obispo, Arturo Tabera; el alcalde, Carlos Belmonte; el delegado provincial de Sindicatos, Valentín González-Bárcena; el secretario sindical provincial, Ángel García Cuesta, y el delegado de la Compañía Telefónica en Albacete, Andrés de Tena.

Esta subcentral, de tipo manual, estaba conectada a la red general con los números 3193 y 3293, que los abonados podían marcar para conectar con vecinos del barrio. Al descolgar, la telefonista atendía la llamada y pedía la línea para que el propio abonado marcara el número deseado.

Las telefonistas

Lo que era indiscutible era la popularidad de las telefonistas. De hecho, en noviembre de 1965 la prensa albaceteña afirmaba que estas trabajadoras, además de ser "guapas y solteras", estaban "enamoradas de su trabajo", aunque la tarea era "una verdadera guerra de nervios" y preferían los piropos fuera de servicio. Curiosa forma de definir el perfil de un personal básico para que este servicio funcionara.

Empleadas como Inés Isidro Sánchez, que se despidió en 1971 tras 32 años de servicio, o Dolores Otalora Soto, jefa de la Central de Albacete, destacaron en la pequeña historia de la telefonía en la ciudad. Y el 12 de junio de 1969, Purificación Martínez López, la vigilante más joven de España, comenzaba su labor en el centro telefónico albaceteño, recién terminada su capacitación en Valencia. Esta coordinadora de telefonistas con solo 23 años y un lustro de experiencia en la compañía, describía a los abonados albaceteños como "muy amables y correctos". Era bachiller elemental, con buen nivel de francés, aunque confesaba que lo más difícil para ella era el latín. Su hermana, María Consuelo, trabajaba también como telefonista, y su hermano Pedro como mecánico en la empresa. En aquellos años, Félix Sánchez Castro ocupaba el puesto de jefe de Telefónica en Albacete.

Manuales de telefonistas expuestos en la Fundación Telefónica de Madrid.

En 1969, La Voz de Albacete señalaba que la ciudad aún no estaba conectada a la Red Automática Nacional, lo que obligaba a los abonados a marcar el 016 para comunicarse con otras provincias. Las operadoras procesaban unas 2.700 conferencias diarias, siendo el mediodía la hora punta, y los destinos más frecuentes, Madrid y Valencia. Durante los meses de verano, muchos empresarios aprovechaban las conexiones para dirigir sus negocios desde sus lugares de veraneo.

Comienza a marcarse el 967

Finalmente, en abril de 1972, se comenzó a informar a los abonados de diferentes ciudades sobre la posibilidad de contactar con vecinos de Albacete marcando el 967, una vez implementado el servicio telefónico automático. En mayo de ese mismo año, el sistema ya permitía mediante ese prefijo comunicarse directamente con Madrid y Barcelona, un hito en la historia de las telecomunicaciones de la ciudad.

En esa década de los 70, llegaron los sistemas Pentaconta 1000 que se instalaron en la central de Albacete-Parque y el Pentaconta 2000 de Albacete-Los Llanos, que más tarde, en los 90, serían sustituidas por las centrales digitales del Sistema 1240, que se habrán desmontado estos últimos años del siglo XXI, al relevarse por los nuevos equipos de voz sobre IP y el acceso por fibra hasta casa del abonado (FTTH), explica José Ramón Iglesia Medina.

¿Cuándo llegaron las cabinas telefónicas a la ciudad?

Imágenes de la guía telefónica de 1969 y primeros modelos de cabinas telefónicas implantadas en España y, por ende, en Albacete. / www. historiatelefonia.com/

En España, la primera cabina telefónica se instaló en 1928 en la caseta del Viena Park (hoy, Florida Park), en el Parque del Retiro de Madrid, cuando se necesitaba una operadora. Ahora bien, las cabinas como las conocemos hoy en día, es decir, un cubículo destinado a albergar el teléfono público, llegaron en los años 60. De hecho, la primera se colocó en España en 1963, cuando comenzaron a desplegarse en las vías públicas de nuestras ciudades, primero en Madrid y Barcelona, y posteriormente en otras ciudades.

Y entre esas otras ciudades, Albacete. El 27 de abril, jueves, de 1967, el alcalde, Gonzalo Botija, realizó la primera llamada desde una de las 12 cabinas instaladas en nuestra capital. Fue en torno a las 19,30 horas cuando entraron en servicio las cabinas de la Telefónica, colocadas en la Estación de Ferrocarril, en la calle Hermanos Falcó, esquina con Francisco José de Moya; dos en la avenida Rodríguez Acosta, en la actual avenida de España, frente al por entonces ambulatorio de la Seguridad Social, hoy, sede del INSS, y otra junto a la plaza de Gabriel Lodares; otra al final de la calle Abelardo Sánchez, actual calle del Rosario, cerca de Circunvalación; en Arcipreste Gálvez, junto a la plaza de Fátima; en la Circunvalación, junto a la carretera de Barrax; en la carretera de Madrid, al lado de la calle La Roda; en la plaza del Caudillo, hoy, Altozano, junto al cine Capitol; en Pedro Martínez Gutiérrez, al lado de la entrada al Paseo de la Feria; en Isabel La Católica, junto al Portazgo de Madrid, hoy, rotonda de Tamos, y en el barrio de La Estrella.

Precisamente en el barrio de La Estrella se llevó a cabo la inauguración de este servicio, que se vería completado con el tiempo con otra docena de cabinas. Al acto, asistieron, además, del alcalde, el responsable de Telefónica en Albacete, Félix Sánchez Castro, y por supuesto, hubo bendición religiosa, la oficiada por el cura párroco del barrio, Enrique García Lorente.

Esas primeras cabinas, que funcionaban inicialmente con las fichas que se adquirían en los estancos y en aquellos establecimientos con teléfonos públicos, se limpiaban dos veces por semana, y una inspección técnica periódica. Y en su interior, además de los números de los servicios técnicos de la CTNE, los de la Casa de Socorro, el Parque de Bomberos o las Fuerzas del Orden Público. Ahora, esas cabinas son sólo un elemento del pasado, un recuerdo, una antigüedad.

Así, hoy, gracias a aquellos pioneros y a las inversiones en tecnología, la provincia cuenta con una red de telecomunicaciones acorde a las exigencias de la era digital, un camino que comenzó con la creatividad de inventores como Meucci y Bell, entre otros, y que ha continuado hasta nuestros días, cuando dicen que la telefonía que es inteligente. A este paso, mucho más que nosotros y nosotras. 

Operarios de Telefónica tratan de abrirse paso para activar la línea entre Albacete y Casas Ibáñez en plena nevada, la registrada en 1970, y que fue histórica. / Fundación Telefónica

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