El 'star system' del cine español revolucionó el invierno albacetense
En enero de 1956, un elenco de actrices y actores de primer nivel colapsó el centro de la capital
Un puñado de estrellas del momento, desde Aurora Bautista a Marisa de Leza, hicieron parada, que no fonda, en el Gran Hotel
Fue necesaria la presencia de las fuerzas del orden público ante el alboroto que provocó en la calle Ancha la embajada cinematográfica
Los actores, firmando autógrafos, en Almería procedentes de Albacete. / PRIMER PLANO
Aquel 17 de enero de 1956, martes, lucía extraño en Albacete. El frío perenne de los inviernos manchegos no fue tal. Hasta la agencia Cifra, que servía los teletipos a la prensa ibérica y más allá, convirtió en noticia que esta capital marcó una temperatura récord, 18,5 grados centígrados a la hora de la sobremesa y camino de la siesta, una especie de oásis primaveral en medio de la tradicional rasca de este cruce de caminos. Quizá, los sabañones se tomaron un descanso.
Este poblachón se preparaba para echar el cierre a un día como cualquier otro, una jornada más en la que buscarse la vida en una España silenciada en la que el cine era casi, casi la única ventana abierta al mundo. La televisión no había llegado, apenas faltaban unos meses, y la radio seguía siendo ese mueble necesario en casi todos los hogares comprado a plazos, a lo mejor, en Las Cataratas.
Pero ese San Antón iba a ser diferente, distinto. Los rumores que desde primera hora de la tarde circulaban por las redacciones de Radio Albacete, Radio Juventud o La Voz de Albacete apuntaban a que un buen puñado de artistas de la cinematografía patria iba a hacer parada, que no fonda, en la ciudad.
El runrún comenzó a extenderse, quizá a alguno de los más populares locutores de la época, Rosa Francoso, Paco Campos... quien sabe, se le escapó algo a través de las ondas de la antigua EAJ-44 de los hermanos Cuevas. Pero el caso es que llegadas las ocho y cuarto de la tarde, dos coches, mejor dicho, cochazos, hicieron acto de presencia en la puerta del Gran Hotel, nuestro particular Castellana Hilton, que como el madrileño para el star-system de Hollywood que se paseaba por la España de la época, era nuestra embajada a la que acudían las figuras nacionales del séptimo arte cuando, de uvas a peras, hacían provincias.
Imagen de archivo del Gran Hotel albacetense.
Desde minutos antes de la aparición de la legación cinematográfica, los radiofonistas de las emisoras locales esperaban la noticia, y junto con los periodistas de La Voz de Albacete, Demetrio Gutiérrez Alarcón -Guti- o León Cuenca, buscaban la interviú que les permitiera acaso durante unas horas narrar y escribir sobre las estrellas del cine nacional como si fueran redactores del ABC, Triunfo, Fotogramas o La Vanguardia. Preparados estaban. Su particular olfato informativo, unido al soplo de alguien bien informado, les había llevado hasta allí, hasta la recepción de nuestra joya de la corona hotelera. Eso sí, el fotógrafo del rotativo local no hizo acto de presencia. Ni una sola instantánea para la posteridad.
Quienes también esperaban perfectamente trajeados, a la altura del acontecimiento, eran José Pérez García, jefe provincial del Sindicato de Espectáculos y empresario del Capitol, Cinema Gran Hotel y Productor; Francisco Ramírez Lara, secretario del mismo sindicato, y el director del periódico local, Antonio Andújar, que luego se vería en la imposibilidad de recibir a los visitantes. Demasiado revuelo.
Al evento no acudió ningún fotógrafo y el periódico La Voz de Albacete tuvo que ilustrar su crónica con sendos dibujos de Manuel Casanova y Aurora Bautista
De esos dos automóviles de lujo, con sus chóferes correspondientes, el primero en descender fue el jefe nacional del Sindicato del Espectáculo, Manuel Casanova Carrera. Ya se sabe, el privilegio de las autoridades. Y entonces, la sorpresa, que no fue tal: Aurora Bautista, la Agustina de Aragón de la cinematografía nacional. Inmediatamente después, Marujita Díaz, Marisa de Leza, Juan José Menéndez, Beatriz Aguirre, Gustavo Rojo...
Fue tal el alboroto que se requirió la presencia de las fuerzas del orden público. Una muchedumbre de albacetenses se agolpaba ante la puerta del Gran Hotel. El vestíbulo y la cafetería del céntrico establecimiento se convirtieron en sala de autoridades... del celuloide. Tras los ventanales, embelesados, cientos de admiradores, algunos incluso digamos, mitómanos, seguramente, con un ejemplar de Primer Plano debajo del brazo, esa revista en la que Aurora Bautista aparecía como la mejor actriz de 1955. Y todos, a la caza de un apretón de manos, un beso, un autógrafo.
La escena, lógica para una época en la que en la ciudad este tipo de acontecimientos no eran habituales, sino una excepción. ¡Sólo faltaba el No-Do! Y entonces, llegó el momento de los periodistas, que optaron por una suerte de rueda de prensa. No había tiempo para entrevistas a la carta.
Una amplia crónica apareció al día siguiente en La Voz de Albacete, que por cierto, no hacía mucho tiempo había estrenado nuevas instalaciones en el nº 24 de la calle Saturnino López. No faltaba detalle. De Aurora Bautista, vestida con pantalón pitillo de color negro y jersey muy a la moda, destacaba el reportaje que era "jovial, cordialísima como siempre". "Ustedes seguramente se imaginan a Aurora con un gesto perenne, adusto, protestando por todo con las cejas, arqueadas y chillona". Pues nada de eso. "Lo único chillón era un delicioso sweater amarillo que le sienta la mar de bien. Uno se imagina a las estrellas tal y como las ve en el cine". Pero la imagen de malhumorada que sostenía Guti de la actriz era la misma que podía imaginar el público. Y ella misma así lo reconocía. Pero todo tenía una razón. "Siempre me dieron papeles de mucho temperamento Pero acabo de hacer La Gata en Cinemascope -por cierto, la primera película española en este panorámico formato-, que es magnífica; en esta película río y todo".
La presencia de los artistas dio para mucho. Que se lo digan a los impacientes que esperaban afuera, cuando el termómetro comenzaba a bajar de forma incontenible. De madrugada, el mercurio marcaría poco después bajo cero. Y entre ese reparto, la actriz mejicana Elsa Aguirre, a la que la ávida canallesca no esperaba. También muy a la americana, pantalón ajustado, tanto como el jersey que lucía. Y como la fama precedía a esta ciudad, sus primeras palabras fueron de sorpresa ante la agradable noche que se había encontrado. Lo dicho, una primavera prestada. Con su acento azteca, no ocultaba su cansancio. Y es que les quedaba mucho viaje por delante. Apenas unas horas antes habían salido de la capital de España, por la Nacional III, camino de Albacete, y desde aquí a Murcia. Su destino era Almería, donde las autoridades franquistas, junto con el Consistorio almeriense, convirtieron en festival de cine lo que comenzaron siendo unas jornadas artísticas como complemento a las Fiestas de Invierno en honor a la Virgen del Mar, una manera de atraer turistas en la estación más antipática del año.
También deslumbraron Marujita Díaz y Marisa de Leza, Maruchi para los iniciados. Regalaron sonrisas por doquier, aunque no podían esconder su agotamiento. Vestidas casi para una premier, con aparentes vestidos de color negro, también se prestaron a la conversación. Y a su público. Marujita Díaz, cuyo reciente éxito en El pescador de coplas le regaló un hueco en la cinematografía nacional, se quedó sorprendida con el afecto de los albaceteños. Y se comprometió a enviar una fotografía firmada a todos aquellos que se la requirieron. En breve estrenaría El Ceniciento, junto a Gila, y la promoción era la promoción.
Juan José Menéndez, Juanjo Menéndez con el paso del tiempo, y el galán mejicano Gustavo Rojo no es que se mostraran esquivos, sino realistas. El personal acudió a verlas a ellas. No obstante, todos y cada uno de los integrantes de esa caravana de estrellas pasaron por los magnetófonos de las emisoras locales, a la vez que Gutiérrez Alarcón tomaba nota sin pausa y con mucha prisa de todo lo que allí acontecía.
Y no se les dio mal a los chicos del cine su paso por los micrófonos. Menéndez hizo gala de lo aprendido en su papel en Historias de la Radio, cuando entrevistó al maestro de pueblo, papel encarnado en la cinta por Alberto Romea. Rojo recordó sus inicios como locutor en su país. Mucha labia.
Pero quizá, fruto de su saber estar, de sus tablas, quien llevó la voz cantante en esta plática on the record fue Aurora Bautista, quien recordó su paso por la escena albacetense hacía una década, y resaltó la belleza de nuestro "malecón", como llamó al entonces Paseo de José Antonio. Curioso.
El Altozano desde la terraza de la cafetería del Gran Hotel.
La conversación no podía dar para más. El tiempo apremiaba. Debían volver a los coches para cenar y dormir en Murcia. Apenas había sido una escala de una hora cuando retomaron la marcha, eso sí, tuvieron que abrirse paso entre una "masa humana" -como narró La Voz de Albacete-, que se apiñaba a las puertas del hotel. Pero no tuvo que ser una mala experiencia, porque en su despedida dejaron escrito en el aire un elocuente "hasta la vuelta".
Luego, días después, se supo que Juanjo Menéndez se llevó en el certamen almeriense el premio al mejor actor por su papel en Suspenso en Comunismo, mientras que Marujita Díaz la galardonaron "por su simpatía" y a Aurora Bautista "por su labor eminente en el cine nacional y al Sindicato Nacional del Espectáculo".
Fue una visita que revolucionó durante unos minutos Albacete, la ciudad que se preparaba para el estreno de Navidades Blancas, a proyectar en Vista Visión en la pantalla de los grandes éxitos que era el Teatro Circo, un título muy adecuado para cuando ya no quedaba turrón que echarse a la boca. Aunque, ¡qué leche!, aquí somos así. Si los albacetenses vimos por primera vez Qué bello es vivir en primavera, en la de 1948. ¿Y qué?
Muchos paisanos conocerían al día siguiente la noticia que hizo de la calle Ancha nuestra Gran Vía durante una hora. Otros, no. Los más avispados estuvieron entre los privilegiados, a pesar de los empujones. Por unos minutos, el cine saltó de las pantallas capitalinas a la calle. Y no sería la única vez. Hubo otros episodios no mucho después.
Tras la marcha de las estrellas nacionales, de nuevo, de vuelta a la rutina en una población en la que se comenzaban a preparar los actos de coronación de la Patrona, la Virgen de los Llanos, con el Albacete Balompié caminando a trancas y barrancas por la tercera división. Y en Radio Albacete, aquella noche diferente sonaba en el programa Todos a bailar el tema Cherry Pink y Apple Blossom White, de Pérez Prado. Fin.
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